En el colmo de la desfachatez el alcalde de Pereiro se dedicó hace unos días a acusar a la Xunta de no tener interés en buscar una solución para las viviendas amenazadas de derribo en Vilariño y Melias.
Durante sus diferentes mandatos ha permitido construir ilegalmente a quien le ha dado la gana, saltándose las normativas urbanísticas sin el más mínimo pudor, como si fuera el amo y señor de estas tierras y de él dependiera el poder o no construir viviendas. Y claro, al final las irregularidades acaban apareciendo y cuando le ve las orejas al lobo y una serie de familias corren un serio riesgo de perder sus viviendas, este señor decide echar balones fuera y acusar a la Xunta.
¿Quién autorizó, permitió o como mínimo no impidió que se construyeran esas viviendas, sabiendo que carecían de los permisos correspondientes? Pues quien permitió esas irregularidades tiene que asumir las consecuencias legales y políticas que de ello se derive, porque la ley está para cumplirse y un alcalde, la autoridad más próxima al ciudadano, debe de ser el primero que predique con el ejemplo. El problema es que en este país muchos han pensado durante muchos años que las leyes que se refieren a la gestión urbanística no tenían por qué cumplirse y que estaban supeditadas a sus negocios o a sus redes de intereses electorales. Y en un país democrático la Ley, tarde o temprano, se tiene que cumplir. Y si no, que se lo digan a los señores que son o fueron del PP y que estos días están durmiendo en la cárcel.
Todos deseamos que se solucione el problema, y prueba de ello es que la reforma del PXOM fue solicitada por los grupos del PSdeG y del BNG, ante la inacción y la artrosis de gestión que padece el grupo de gobierno del PP, que no daba muestras de reaccionar. Pero lo que no es aceptable es que el responsable de este desaguisado ahora trate de echar la culpa a otros. No se puede andar por el mundo como un John Wayne de pacotilla y a la hora de la verdad no tener la valentía necesaria para asumir las consecuencias de sus actos.
Enlace: noticia en La Voz
0 comentarios:
Publicar un comentario